¿Cómo lograr que tu negocio crezca? Decisiones que marcan la diferencia
Perú, Ago.18, 2025.- Cientos de emprendimientos nacen diariamente en nuestro país, muchos impulsados por la necesidad de generar ingresos ante la falta de empleo o por el deseo de independencia financiera. Está en la señora que vende tamales en la esquina, en el joven que arregla bicicletas, en la familia que abre un pequeño restaurante. Pero la realidad es dura: ocho de cada diez cierran antes de cumplir un año, según la Cámara de Comercio de Lima.
“La inversión privada, en gran parte impulsada por micro y pequeños empresarios, dinamiza la economía, aporta a la recaudación de impuestos y genera empleo. Según el Ministerio de la Producción (Produce), los emprendimientos formales crearon 927 mil empleos directos en 2024. No obstante, muchos aún enfrentan trámites costosos y lentos para formalizarse, así como limitaciones de capacitación y soporte técnico, lo que frena su crecimiento”, indicó Patricio Lewis, investigador de la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES).
Un estudio del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP), dirigido por María Ángela Prialé, reveló que el orgullo de ser peruano y la confianza en el talento nacional pueden impulsar buenas prácticas empresariales. Cuando un emprendedor comparte estos valores, es más probable que cuide a sus clientes y contrate personal local, acciones que, lejos de representar un gasto, se transforman en un verdadero motor de crecimiento económico y sostenibilidad.
De esta manera, lo que el estudio describe se traduce en acciones muy tangibles: un restaurante que recuerda el plato favorito de cada cliente o un taller que entrega un trabajo antes de lo pactado demuestra cuidado y compromiso, generando lealtad. Un mercado que compra a agricultores de la zona no solo obtiene productos frescos, sino que también impulsa la economía local y evita costos y riesgos de transporte. Incluso llevar un registro ordenado de ingresos y gastos refleja esa misma responsabilidad y visión de futuro.
También es fundamental aprovechar la tecnología y escuchar lo que la gente pide. Un carpintero que muestra sus trabajos en redes puede recibir pedidos de otros distritos o ciudades, y una cafetería que añade opciones veganas porque sus clientes lo piden abre la puerta a nuevos visitantes. Incluso un negocio pequeño puede destacar si tiene un propósito claro: no solo vender, sino ofrecer algo que conecte con la gente y la haga volver.
“Para que los negocios crezcan y se consoliden, se necesita un entorno que realmente incentive la inversión privada y políticas públicas que empujen en la misma dirección. Esto significa, por ejemplo, que un municipio agilice licencias para que un restaurante abra en semanas y no en meses, que los trámites para exportar un café de calidad no cuesten más que el propio producto, o que un artesano pueda acceder a crédito sin papeleos interminables. Cuando un negocio prospera, toda la comunidad gana: hay más empleo, más consumo y más movimiento económico. Por eso, el Estado debe actuar con eficiencia, eliminar trabas y garantizar reglas claras, además de dirigir la inversión pública —con base en evidencia— hacia el fortalecimiento de capacidades locales y sectores con alto potencial emprendedor”, concluyó.
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