Suscripciones cada vez más caras: ¿Cómo seguir pagando menos?
Lima, Set.9,2025.- Cada vez más personas dependen de plataformas digitales para entretenerse, estudiar, trabajar o incluso diseñar, los modelos tradicionales de pago individual están quedando obsoletos frente al peso del costo acumulado. La solución, cada vez más frecuente entre peruanos, es simple: compartir.
Desde estudiantes hasta profesionales independientes, muchos usuarios optan por dividir el costo de suscripciones a servicios digitales con amigos, familiares o colegas de confianza. Esta práctica, antes informal y limitada a pequeños círculos, hoy se profesionaliza gracias a una plataforma que permite administrar y automatizar pagos compartidos de forma segura, transparente y sin fricciones.
“El fenómeno no solo responde a una necesidad económica, sino también a una nueva lógica de consumo: acceder a más pagando menos, sin renunciar a la calidad ni a la legalidad. Plataformas de series, películas, diseño gráfico, almacenamiento en la nube, streaming musical y otras herramientas digitales han pasado a ser parte esencial del día a día, pero su pago mensual individual resulta poco sostenible cuando se suman varias”, Stefano De Giuda, Co founder de Lank, plataforma para compartir suscripciones.
Aquí es donde el consumo colaborativo demuestra su fuerza. Al compartir cuentas digitales entre varias personas, se genera un ahorro inmediato y se evita tener que elegir entre una u otra plataforma. En lugar de cancelar una suscripción por falta de presupuesto, los usuarios prefieren diversificar su acceso sin multiplicar su gasto.
“A diferencia de prácticas informales, hoy existen soluciones tecnológicas que permiten compartir de forma organizada, sin riesgos de olvidos en el pago, con total trazabilidad. Este tipo de herramientas ha comenzado a crecer en Perú, apuntando especialmente a usuarios jóvenes que valoran la eficiencia, el ahorro y la confianza digital”, precisó De Giuda.
Esta tendencia va más allá de la economía. También representa una transformación cultural, en la que el acceso compartido se ve como una decisión inteligente, alineada con el estilo de vida digital actual y con un enfoque más sostenible. El ahorro se vuelve colectivo, pero también la experiencia: ver una serie recomendada por un compañero de cuenta o descubrir una app útil que otro usuario del grupo paga, suma valor al servicio compartido.
El auge de este tipo de consumo colaborativo también se relaciona con la inestabilidad económica. Ante el aumento de precios y la necesidad de mantener el acceso a herramientas digitales, compartir ya no es solo una alternativa; es, en muchos casos, la única forma de mantenerse actualizado y conectado sin desequilibrar el presupuesto personal.
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