Creencias limitantes: la trampa silenciosa que frena el crecimiento empresarial

 



Lima, Oct.3, 2025.- “En el Perú, septiembre suele marcar un punto de quiebre en el calendario empresarial: es el mes en el que muchos gerentes y empresarios empiezan a cuestionarse si alcanzarán los resultados esperados proyectados a inicios del año. Sin embargo, más allá de los indicadores financieros, existe un factor invisible que condiciona el futuro de las compañías: las creencias limitantes, según Janneth Parra, gerente comercial de INANDES Grupo Financiero.
Señaló que con frecuencia escucha frases como “es imposible invertir en año electoral”, “la economía mundial está mal, mejor no arriesgar”, o “viene el Fenómeno del Niño, esperemos a ver qué pasa”. Sin embargo, comenta que, estas narrativas, repetidas en reuniones de directorio, medios de comunicación o pasillos corporativos, terminan convirtiéndose en profecías autocumplidas. “Lo que comenzó como una precaución se transforma en parálisis colectiva” dijo.

En ese sentido, destaca que, el problema de fondo no es la coyuntura —que siempre existirá—, sino la forma en que elegimos interpretarla. “Cuando un líder adopta el discurso del miedo y lo replica en su equipo, lo que hace es sembrar una mentalidad de escasez: reducir inversiones, recortar personal, pagar tarde a proveedores o sacrificar calidad del producto. Se confunde austeridad con estrategia. Así, las empresas no solo se privan de crecer, sino que terminan generando su propia recesión” comentó.

La ejecutiva precisa que, la palabra tiene poder. Lo que repetimos, se expande. “Como empresarios instalamos la idea de que “no se puede confiar en nadie” o que “toda inversión es riesgosa”, estamos condicionando no solo nuestras decisiones, sino también las de nuestro entorno. Y lo más grave: arrastramos a empleados, proveedores y clientes a ese mismo campo energético de desconfianza” sostuvo.

Por ello, señala que es necesario cambiar el chip. “Pasar de la escasez a la abundancia implica comprender que el dinero es energía: fluye mejor cuando circula con propósito, cuando se comparte, cuando genera valor genuino” precisó. Asimismo, refirió que una empresa que paga justo a sus colaboradores, que cuida a sus proveedores y que cumple lo que promete a sus clientes, no solo construye confianza; también activa un círculo virtuoso de prosperidad.

“No se trata de negar los riesgos, sino de enfrentarlos con conciencia y acción. En lugar de paralizarnos por el miedo a las elecciones, podríamos enfocarnos en cómo fortalecer nuestras operaciones, diversificar mercados o innovar en productos. En vez de repetir que “el Fenómeno del Niño arruinará todo”, podríamos preparar planes de contingencia que abran nuevas oportunidades” dijo.

Por otro lado, la ejecutiva argumentó que, el cambio comienza en la mentalidad de los líderes. Cuando se deja de comprar creencias prestadas del miedo y se comienza a declarar posibilidades de crecimiento, las empresas se vuelven más resilientes y sostenibles. “La verdadera riqueza no surge de recortar, sino de sembrar: sembrar confianza, sembrar calidad, sembrar compromiso” comentó.

Para finalizar, sostuvo que, a los empresarios peruanos les toca hoy un papel crucial: no ser eco del miedo, sino voz de confianza. Apostar por la inversión, por la innovación y por el talento humano, aun en la incertidumbre, es el verdadero acto de liderazgo. “Si cambiamos nuestras palabras y acciones, no solo transformaremos nuestras empresas, también contribuiremos a construir el país próspero y abundante que todos anhelamos” concluyó.

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